Me elevo
por encima
de los astros.
(autorretrato, 2022)
Tengo la boca llena de ceniza. Un hedor que me sobrevuela, un paisaje en blanco, detenido, en el que yazco con un tajo en la garganta. Esta sangre que no me pertenece. Este deseo de la aniquilación, como un presagio en el cielo, tres cuervos que conocen mi nombre y sin embargo: he olvidado cómo se pronuncia.
He visto una lengua de niebla lamer la ternura del pasto. Como un animal que se alimenta, su blancura deslizándose ante mis ojos, febril, hasta desaparecer más allá de los árboles. He visto transformarse las montañas azules, y al pájaro elevar su vuelo como una plegaria sin respuesta. He visto, muda, toda la belleza que cabe en este mundo, afilada y cruel, a punto de alejarse a galope tendido. Y aunque he visto, mi cuerpo es ahora pura liviandad, pura desmemoria, me entrego al sueño como una recién nacida.